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El Vicio De Leer




Por esas cosas de la vida, soy un aficionado a la lectura. Es algo que me ha caracterizado desde pequeño, cuando leía todo lo que caía en mis manos –hojas sueltas de los diarios, etiquetas de productos, libros de regalo con revistas, etc. Hay algo en las letras que me atrae, y me llama y me transporta sin un necesidad de una Bip a mundos fantásticos, a situaciones terribles, a filosofías extranjeras, a comidas, olores, sonidos, etc. de todos los colores y formas imaginables.

Desde que deje la U y me puse a trabajar, el tiempo que dedicaba a leer se fue poniendo cada vez más escaso. Los meses y los años fueron pasando y simplemente ya no leí más.

Cuando digo leer, me refiero a leer un libro físico. Con tapas, hojas, etc. Internet es fantástica y útil, pero NO es lo mismo que sumergirse en un libro. Puede que suene medio snob, pero no considero el tiempo que paso en Internet de la misma valía que el tiempo que le otorgo al leer en la forma “tradicional” (por darle un nombre).

Digo leer, porque hace un par de meses caí de vuelta en el “vicio”. Sucedió casi sin darme cuenta, estaba guareciéndome de la lluvia en uno de mis refugios de la ciudad y de puro aburrido empecé a ver que había a mi alrededor.

Mi mirada pronto tropezó con un estante donde estaban apiladas Las Crónicas De Narnia.

De inmediato recordé lo bien que lo había pasando leyendo esos libros en el liceo y que ya estaba la segunda película en estreno en el cine y yo no había visto ni la primera todavía.

(También recordé el sonoro librazo en el mate que me dio un profe cuando me pillo leyendo en la fila y el grito histérico de una de las inspectoras “¡¡¡NO LEA!!!” Fueron tiempos difíciles los de mi educación, pero eso es otra historia)

Tome uno de los tomos al azar y lo abrí.

Estaba de vuelta en Narnia.

Narnia estaba en peligro y había que correr. Había que correr hacia delante, aunque los músculos reclamaran y el aire se tornara incandescente. Había que correr y advertir a alguien del peligro, aunque no supiera a quien, o a que, me encontraría al final de mi agotadora carrera.

Cerré el libro. “wow” pensé “tengo que leer esto desde el principio”.

Comencé a frecuentar el lugar. Leía trozos breves de aquellas historias fantásticas y volvía a experimentar las mismas emociones de antaño. Paso algo así como un mes, y ya me había leído los siete libros.

Empecé a investigar el lugar con mayor atención. Atrapado entre dos libros gigantes encontré The Great Gatsby. Decidí tomarlo conmigo en mis viajes. Es así que mientras mi cuerpo andaba a merced del Transantiago, mi mente me llevaba a las fiestas de Gatsby donde el copete era abundante y las mujeres hermosas, famosas y ricas. Y nadie sabia quien era Gatsby y corrían rumores de que había matado a alguien, o era un espía y otras tonterías, porque Gatsby era un gran tipo, que de puro educado no corría de una patada a los paracaidistas que ocupaban su piscina, bebían sus tragos, leían sus libros o vomitaban en las alfombras.

Y él aguantaba todo esto y más, por la esperanza de que ella llegara algún día a la fiesta, donde él pasearía con ella por la casa, y no habría música, ni danza, ni líquidos extraños en el piso sino solo ellos y el mundo, la noche y la luna...

Todo iba bien, hasta que Gatsby se pego el alcachofazo de que la realidad aplasta a los sueños, y afectado, salió a caminar por el jardín de su mansión:

“He must have looked up at an unfamiliar sky through frightening leaves and shivered as he found what a grotesque thing a rose is and how raw the sunlight was upon the scarcely created grass”

Que se puede traducir más o menos así (soy un pésimo traductor):

"Y muy probablemente miró a un cielo que parecía extraño, a través de las amenazantes hojas de los árboles y tiene que haber sentido un escalofrío al darse cuenta de que tan horrible es una rosa en realidad y cuan cruda era la luz del sol sobre las pocas manchas de pasto"

Esa parte del libro me dejo marcando ocupado por varias horas. Seco Fitzgerald. Excelente libro.

Ahora me encuentro leyendo algunos cuentos de Bradbury. Otro master. Fíjense en este puro trozo de The Kilimanjaro Device:


““What kind of stuff you put in?” he asked.
I could have said: Reading late at night, reading many nights over the years until almost morning, reading up in the mountains in the snow or reading at noon in Pamplona, or reading by the streams or out in a boat somewhere along the Florida coast. Or I could have said: All of us put our hands on this Machine, all of us thought about it and bought it and touched it and put our love in it and our remembering what his words did to us twenty years or twenty-five or thirty years ago. There’s a lot of life and remembering and love put by here, and that’s all the gas and the fuel and the stuff or whatever you want to call it; the rain in Paris, the sun in Madrid, the snow in the high Alps, the smoke off the guns in the Tyrol, the shine of light off the Gulf Stream, the explosion of bombs or the explosion of leapt fish, that’s the gas and the fuel and the stuff here; I should have said that, I thought it, but it stayed unsaid.”

Otra vez, UHT (Una Horrible Traducción):

""¿Bueno, y con qué lo hace funcionar?" preguntó.
Podría haber respondido: Leer hasta tarde en la noche, leer muchas noches hasta el amanecer por muchos años, leer en las montañas cerca de la nieve o leer al mediodía en Pamplona, o leer al lado de los arroyos o en un barco en algún lugar a lo largo de la costa de Florida. O podría haber dicho: Todos nosotros pusimos nuestras manos en esta Maquina, todos nosotros la pensamos y la compramos y la tocamos y pusimos nuestro amor en ella y recordamos como nos afectaron sus palabras hace veinte o veinticinco o treinta años atrás. Hay un montón de vida y recuerdos y amor puestos aquí, y eso es toda la bencina y el combustible y lo que sea que quieras llamarlo que tiene; la lluvia en París, el sol en Madrid, la nieve en los altos Alpes, el humo saliendo de las pistolas en el Tirol, el brillo de la luz en la Corriente del Golfo, la explosión de las bombas o el chapoteo de los peces, esa el la bencina y el combustible y lo que sea que hay aquí, eso es lo que yo debería haber dicho, de hecho lo pensé, pero no dije nada".

Todo este bellísimo párrafo se encuentra en las primeras hojas del libro. Como un gato acechando a su presa, salta sobre el lector sin piedad.

He vuelto a caer en el vicio de la lectura, pero no me importa. Estoy contento. Eso es lo que realmente importa.

1 comment:

Alex said...

Genial. Tu comentario hizo que quisiera leer El gran Gatsby. Veré que tal.
También soy una persona que le gustó mucho la lectura-y le sigue gustando- pero que con la universidad la ha dejado un poco de lado, lo que no es excusa, siempre hay tiempo para entrar en el vicio :D
Saludos.

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